miércoles, 9 de mayo de 2007

Pastelitos de chocolate y frambuesa. Brazo de frambuesa

Lifting

Están tan de moda las operaciones estéticas que me da pena, salvo casos de pérdida grave de autoestima, necesidades personales o similares. En el coche, de vuelta del trabajo, he oído un caso (televisivo) que me parece sangrante, no recuerdo ni el nombre del programa. Seguro que M se acuerda del nombre.


Sin embargo, he visto un programa en Cuatro que me parece muy interesante: “Desnudas”. Un intento de demostrar que existen muchas otras formas de sentirse bien con un@ mism@. Cierto es que en el fondo hay algo que no me ha gustado del todo, ese interés excesivo por la imagen. Sí, un cambio de imagen puede ayudar a mejorar la autoestima pero creo que ése es el problema: nosotros somos mucho más que una imagen, más bien, no somos una imagen. Somos, en este orden, lo que pensamos y hacemos, cómo actuamos y qué decimos. La realidad: son hermosas antes y después.

Famosos

Me vienen a la mente una serie de personajes famosos que han sufrido operaciones de este tipo y, en la mayoría de los casos, los resultados parecen grotescos. No diré nombres, pero creo que todos pensamos en los mismos.
Esos labios de du-bi-dú, las balsas neumáticas, la sonrisa (¿etrusca?),… Recuerdo a un famoso que hasta se había puesto bolsas en los ojos para resultar más interesante. Flipo.
De esta agua no beberé.

Autoestima

A este postre no se le ha realizado ningún tipo de tratamiento antiarrugas, sólo un pequeño cambio de “look” para hacerlo (pensé) más atractivo al gusto y a la vista. Sigo pensando que las cosas sencillas resultan más atractivas y que sin esa cobertura estaban igual de buenos. He querido darle un poco de autoestima a un postre que se sentía minusvalorado. Casi lo consigo.

He hecho ¿muchos? brazos, pero éste me ha atraído desde el primer momento por dos cosas: la baja proporción de harina y azúcar por cada huevo, 13gr/huevo; y la frambuesa, que volveré a utilizar con toda seguridad. Hasta ahora no acostumbraba a bajar de unos 20-25 gr. por huevo.

Coctus

Es una “c”, no una “i”!, bi-coctus, dos-coi…, perdón (rubor), “coctus” es “cocido”. ¿En qué estaría pensando!. En origen supongo que el bizcocho se cocería en dos tandas, ya me enteraré.

Se me “va la olla”, tendré que ponerme con las “manos en la masa”. Veis, ahora ya empiezo a divagar y pensar en expresiones relacionadas con la cocina: “ser segundo plato”, “ser picante”, “estar cocido”, “comer en el mismo plato”, “estar pasado” (¿era de rosca?), “pagar los platos rotos”, “estar hecho una sopa”, “estar para mojar”, “el plato fuerte”, “se cuecen habas”, “ser un bollo”, “se acabó el pastel”, “no comerse un rosco”, "no haber roto nunca un plato"… ¿estar en el candelabro?

Ingredientes
  • 7 huevos, yemas y claras separadas
  • 90 gr. de azúcar
  • 90 gr. de harina
  • 1 cucharada de aceite de girasol u otro aceite vegetal.
  • Aroma a gusto: ralladura de limón, vainilla
  • Mermelada o confitura de frambuesa
  • Una pizca de sal!, sí, curiosamente los postres, pese a llevar azúcar, suelen adolecer de sosos.
  • Azúcar glasé
  • 200º unos 8-10 min.
Para el lifting
  • Chocolate negro o cobertura de chocolate.
  • Cobertura de chocolate blanco.
La mermelada de frambuesa suele tener semillas, por lo que antes de extenderla por el brazo (¡por la masa, no por el mío!, podríamos quedar hechos un “Cristo”), hay que pasarla por un colador o tamiz, ayudándonos de una cuchara.

(1) Separamos las yemas de las claras. Levantamos las claras a punto de nieve con ayuda de un chorrito de limón hasta que se formen picos. Le he dado la vuelta al bowl y no se ha caído, por los pelos. Precalentamos el horno a 200ºC.

(2) En otro “bowl” o tartera, batimos enérgicamente las yemas con el azúcar y el aroma hasta que queden blanquecinas. Echamos una cucharada de aceite de girasol y la harina con una pizca (muy poca) de sal,, mezclando bien.

(3) Ahora hay que igualar algo más las densidades antes de proceder a echar las claras sobre la mezcla. Retiramos unas cucharadas, algo así como ¼, de las claras montadas a punto de nieve y echamos sobre el batido. Mezclamos. Ya hemos conseguido igualar las densidades

(4) Echamos el resto de las claras montadas de forma envolvente y con ayuda de una espátula, para evitar que se bajen. Vertemos sobre una bandeja con papel de hornear extendiéndolo con ayuda de una espátula (la misma ;)). Horneamos unos 8-10 minutos, hasta que empiece a tostarse por los bordes.

(5) Retiramos del horno, cortamos los bordes con un cortapastas y formamos el rollo con la masas todavía caliente. Así evitamos que se rompa al enrollarlo en frío. También podríamos emplear un paño húmedo después, tiene el mismo efecto.
Eventualmente, podemos hacer un jarabe con agua, azúcar y un licor, empapándolo antes de rellenarlo.

(6) Colamos la mermelada de frambuesa para retirar las pepitas y extendemos sobre el brazo (vuelvo a decirlo: ¡la masa horneada!, no el nuestro). Enrollamos de forma que quede bien apretado. La mermelada volverá a endurecerse y a tener la textura adecuada. Espolvoreamos con azúcar glasé y, si no queremos lifting, nos lo comemos.

Lifting

(7) Cortamos el brazo en pequeños pasteles para proceder después a la cobertura. Así ya están estupendos. Es un bizcocho muy esponjoso y la frambuesa le da un toque maravilloso.

(8) Fundimos el chocolate durante unos segundos en el microondas, lo retiramos y vemos la consistencia. Volvemos a introducirlo en el microondas, así hasta que parte del chocolate se haya derretido. En ese momento lo retiramos y acabamos de fundirlo en el bol con ayuda de una espátula. También podría fundirse, ¡al baño María! ;-) (obsesión por los “emoticonos”)

(9) Templamos el chocolate, trabajándolo hasta que haya bajado la temperatura y, al introducir el filo de un cuchillo, el chocolate se endurezca inmediatamente. Sobre una rejilla, y con una bandeja o plato cubrimos los pasteles. Dejamos enfriar en lugar frío hasta que se endurezca.

Podríamos emplear también cobertura de chocolate blanco para decorar.

Como dice el anuncio: “para personas (hombres y mujeres) reales”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con referencia al nombre de bizcocho, se denominaba así, (estoy hablando de memoria,por cierto, un poco deteriorada) por ser cocido dos veces, entonces se volvía duro como un ladrillo y duraban mucho tiempo sin que se estropearan .
Se utilizaba como reserva de víveres para los marineros que se lanzaban a realizar largos viajes en los que no podrian aprovisionar alimentos, entonces estos bizcochos se remojaban con agua para así poder comerlos tiernos.

El nombre lo siguieron conservando aunque luego estos "bizcochos" sólo se cocían una vez como es el modo que se hace actualmente.

Respiro, corto y cierro.
Besos

Anónimo dijo...

que pintaaaaaaaaaaaaaaaaa dios miooooo!!!! La imagen en las personas puede ser (es) secundaria, pero en mi opinión en los postres es muy importante, y este ganaba todos los concursos, te ha quedado de lujo.

Gracias por la poesia, aunque lo de "procrear" creo que esperará un poco (aunque no mucho, que "se me pasa el arroz") (otra expresión para la colección). (Yo no tengo vicio con los emoticonos, pero soy adicta a los paréntesis....)

Harry Haller dijo...

Hola y gracias,

dolors: muchísimas gracias por tu comentario. Había leído (oído) algo pero nunca me lo habían dejado tan claro. Lo de la doble cocción lo sabía, pero no tenía ni idea del motivo. También se lo había oído comentar José Andrés, pero sin aclarar nada.

Saludos

Beatriz: muchísimas gracias. Yo también soy adicto a los paréntesis, no sé si lo has notado. Se debe a esas reflexiones, ideas, puntualizaciones que se me ocurren a medida que escribo (se me va la mente, como ahora).

Soy adicto a un único “emoticono”: el guiño ;-), los demás no sé ni cómo se emplean. Éste también me gusta :-(, supongo que es tristeza… El guiño me ayuda a aliviar tensiones por si alguien se sintiese ofendido a aludido por algún comentario, por ejemplo.

Lo de la poesía no era una referencia expresa a ti, quería reflejar una poema que, a mi parecer, toca con cierta ironía ese tema en el que, tarde o temprano, acabamos cayendo todos: “… un rinoceronte soltero?”

Estoy pensando en completar mi lista de expresiones. La del arroz ya se la he oído a mi suegra en referencia a la última estrofa del poema de Neruda. Otras, aunque no todas tienen su centro en la cocina, sí están relacionadas con aspectos alimenticios o gastronómicos:

“Como miel sobre hojuelas”, “cortar el bacalao”, “no estar el horno para bollos”, “el pan nuestro de cada día”, “hervir la sangre”, “estar como un flan”, “comer del mismo plato”, “pasarse el arroz”, “tener hambre (de títulos, por ejemplo)”, “comerse el mundo”, “endulzar (la vida)”, “tener una empanada (encima)”, “ser segundo plato”, “(servir) en bandeja de plata”, “calentarse”, “de esta agua no beberé”, “estar el pescado vendido”, “la sal de la vida”, … Me abstengo, por no ofender, otras ;-).

Más saludos

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